Este emprendimiento nace de la unión de dos situaciones personales: la búsqueda constante y sostenida por sanar una historia de migrañas crónicas, y el amor por la cocina. Desde la adolescencia sufro de migrañas crónicas, una dolencia invalidante que iba en aumento a pesar de todos mis intentos por sanar que pasaban por una variedad de disciplinas y terapias tanto alopáticas como homeopáticas, espirituales, emocionales, etc. Siempre intenté, a su vez, ser consciente de mi alimentación, por lo que probaba cosas nuevas, evitaba comprar alimentos que yo no consideraba “saludables” e intentaba cocinar la mayor parte de las cosas que ingería. Mi alimentación, sin embargo, se basaba en cereales, azúcares.
En 2021, el Covid me privó del gusto y el olfato y decidí probar una “dieta” que se basaba en dejar gluten, azúcar y lácteos. Luego de dos o tres días con mucho malestar, comencé a sentirme llena de energía, con mejor humor y las migrañas comenzaron a ceder muy lentamente. Lo que sería una “dieta” de dos semanas, se convirtió en un estilo de vida que cada vez me interesaba más y en el que sumaba hábitos saludables constantemente. Lo difícil que fue al principio encontrar algún alimento que no tuviera cereales ni azúcares ni fuera un ultraprocesado, hizo que pensara en la posibilidad de producirlos para ayudar a otros en este camino.